Lucio
Muñoz Madrid,
1929-1999
Expulsado del colegio, trabajó en el comercio paterno durante una temporada.
Más tarde estudió en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, donde
fue discípulo de Eduardo Chicharro. Después de su formación
académica, entró en contacto con los realistas madrileños
Antonio López, los hermanos López Hernández y la que sería
su esposa Amalia Avia, también pintora. Becado en el año 1956 por
el gobierno francés, tuvo la oportunidad de conocer el Art Autre, la obra
de Tàpies y de Dubuffet. Su obra, inscrita dentro del informalismo, en
un momento de expansión de la década de 1950, se decanta hacia la
abstracción a su regreso a España. Es en Madrid, donde expone en
la galería Fernando Fe fundada por César Manrique como referente
de las vanguardias. Preocupado por la cuestiones matéricas, Lucio Muñoz
comienza a utilizar materiales de la más variada naturaleza, como papeles
quemados, madera, entre otros. El soporte va a ser esencial pues sobre él
Lucio perfora, rasga, realiza incisiones, aproximándose de esta forma al
informalismo. Sus obras, coloristas en su mayoría aunque con un predominio
del negro, representan un exponente del informalismo más puro. Después
de cultivar el grabado durante un par de años, en su fase final su pintura
se vuelve menos agresiva debido al tipo de materiales que utiliza. Su obra se
encuentra representada en museos como el Guggeheim o el MOMA, ambos en Nueva York.
También es suya la decoración del ábside de la Basílica
de Aránzazu (1962). |